El suelo se abre bajo nuestros pies. Lo que creíamos sólido y garantizado se desintegra. Lo llamamos crisis, pero la palabra no alcanza. Es un cambio en la totalidad de las reglas de juego.
Solemos pensar las crisis como procesos fundamentalmente negativos, que padecemos como víctimas y de los que hay que salir cuanto antes para regresar a la normalidad. Pero las crisis, las catástrofes, las rupturas, los colapsos de sentido o como queramos llamar a los momentos de derrumbe, son también las condiciones de posibilidad para una renovación subjetiva, existencial, vital, sea en contextos macro o micro.
Hoy casi podríamos afirmar que la realidad en crisis nos fuerza a pensar-crear. Por todas partes se abren preguntas inéditas, preguntas que nos ponen en movimiento. Una constelación de experiencias ensaya otros modos de producir, decidir y convivir, reinventando la política como participación común en los asuntos comunes.
Pero las palabras que tenemos para decirnos y nombrarnos nos fallan. Los mapas que hemos heredado no orientan ya nuestra lectura del mundo. Las imágenes disponibles no significan lo que (nos) pasa.
Sin partido, organización ni dogma, hoy pensamos la vida entre amigos. Y amigo es todo aquel con el que se puede pensar la vida. Quizá no exista un gran relato, pero hay mil voces. Y no son voces privadas, sino que entretejen una conversación incesante en las calles y las redes, poniendo en circulación reflexiones, imágenes, nociones, historias.
Este libro ofrece un ramillete de voces para pensar en compañía el mundo que habitamos. Entre crisis y transformación.