Dicen que las vanguardias se encanallan en el éxito. Alberto Insúa no fue vanguardia, ni falta que le hacía, y el éxito le acompañó desde el inicio de su carrera literaria. Fue, a todas luces, un triunfador.
El barco embrujado es, seguramente, su mejor novela y habrá sin duda de despertar el interés de los lectores en el inicio del siglo XXI. ¿Por qué? Su enorme originalidad de concepto y realización la hace una de las principales novelas fantásticas y especulativas españolas (y europeas) del siglo XX. Su «país donde la vergüenza no existe» representa un nuevo espacio del más allá, un anteparaíso que adopta el aspecto de una utopía puramente erótica, lo que apenas tiene precedentes y casi ninguno con una dimensión sobrenatural, de ciudad de Dios en la que el amor en que tanto insiste el Cristianismo es el amor terrenal. La dimensión utópica, la fantástica y la teológica casan perfectamente en esta novela, cuyo experimentalismo moderno no está reñido con la amenidad, lo que indica una maestría que permite considerarla una de las muestras más sorprendentes y logradas de lo que se podría considerar el art deco literario.
La literatura española no está tan sobrada de narraciones verdaderamente originales e intelectualmente pertinentes como para seguir desdeñando El barco embrujado, como tampoco lo está de obras verdaderamente cosmopolitas como lo es esta novela de personajes y circunstancias prácticamente mundiales (además de mundanos). Pocos rescates eran tan necesarios como este.
Alberto Insúa (Alberto Galt Escobar), escritor español nacido en La Habana en 1885 y fallecido en Madrid en 1963, fue uno de los novelistas de mayor éxito de público y crítica de la España de la Edad de Plata, además de conocido periodista. Sus narraciones destacan por la maestría con la que cultivó el popular género galante, alcanzando a veces éxito internacional, con en el caso de su novela más célebre, El negro que tenía el alma blanca (1922), que se ha reeditado académicamente hace unos años, igual que otra novela suya, Humo, dolor, placer (1928). Funden erotismo y fantasía especulativa las que son quizá sus dos mejores novelas para un lector de hoy, El barco embrujado (1929), aquí reeditada, y El amante invisible (1930), original tratamiento del motivo del pacto fáustico. Sus Memorias: mi tiempo y yo, en tres volúmenes (1952, 1953 y 1959), suman a su alto valor documental como testimonio de la vida intelectual y social de su tiempo el atractivo de su escritura siempre elegante.
Mariano Martín Rodríguez doctor en Filología, codirige la revista de estudios en línea Hélice. Ha publicado libros y decenas de artículos en revistas científicas de humanidades, en España y en otros países, sobre distintos aspectos de la literatura moderna, entre otras cosas sobre teatro y literatura fantástica y, especialmente, ficción especulativa. Ha preparado ediciones académicas en estos géneros de autores de la Edad de Plata, como Agustín de Foxá (Historias de ciencia ficción, 2009), Luis Araquistáin (El archipiélago maravilloso, con su continuación inédita Ucronia, 2011), José María Salaverría (Ciencia ficción, fantasía y aventuras, 2015) y Antonio de Hoyos y Vinent (Los cascabeles de Madama Locura, 2015).