Un calor que no da tregua. Una noche cuya oscuridad se alarga. La adolescencia y su rebeldía y las primeras experiencias. «No había mucho más que hacer ese verano», leemos. A partir de ahí, una enorme historia que se abre a tantas posibilidades como lecturas: crisis y memoria de una dictadura, incógnitas e inquietudes, desencanto y búsqueda. Personajes que se ahogan y dudan. Asesinos en serie, lo siniestro y la enfermedad.
Música y consecuencias.
Eso es lo que Mariana Enriquez –cuya capacidad para distorsionar la realidad no deja de acumular y sorprender a muchísimos lectores– nos entrega en este libro ilustrado por Helia Toledo, con un espectacular debut editorial que no solo dialoga con el texto, sino que lo lleva a más formas de mirarlo y de leerlo.