Otro ghosting para la colección de María Serrano. Esta vez, el protagonista era el ciclista profesional en el que se había fijado durante el pasado Tour de Francia. No entendía nada. Se culpó.Desde niña, escribir había sido un refugio para María, pero nunca habría imaginado que, gracias a estas páginas, comenzaría a descubrir por qué los patrones se repetían en todas sus relaciones, por qué nunca lograba construir algo sano y sólido.Autoestima, heridas de la infancia, estilos de apego, creencias limitantes… todo estaba un poco regulín en la vida de María, pero, por fin, las piezas empezaban a encajar.
