En las entrañas ardientes de Riotinto, donde el cobre tiñe de óxido la tierra y el aire se respira con dificultad, los hombres trabajan, mueren y aman con la misma desesperación. Félix Lunar, minero y testigo, delincuente y soñador, reconstruye desde la sombra una historia hecha de miseria y resistencia, de cuerpos que se doblan bajo la mina y de almas que no se rinden.
En su voz se entrelazan el crimen y la memoria, el deseo de justicia y la certeza del castigo. A su alrededor giran personajes que parecen salidos del infierno: La Hiena, El Marrano, La Chinche…, criaturas forjadas por el hambre y la rabia, por una España que cava su propio abismo y entierra en él sus verdades incómodas.
Cobre en la sangre es más que una novela negra: es un descenso a las zonas más oscuras de la condición humana, un retrato implacable del poder, la violencia y la dignidad. Cada página está escrita con la crudeza del mineral arrancado a la tierra, con la poesía de quien sabe que incluso en el barro más profundo puede latir la esperanza.
Porque en el fondo de la mina —como en el corazón humano— siempre hay algo que arde. Y a veces, solo la sangre puede abrir camino hacia la luz.